lunes, 26 de noviembre de 2012

¡SALVE, SIN LEY!




¡SALVE, SIN LEY!



La primera vez que vi a Sin Ley en vivo fue a principios de los noventas, en Cemento, mítico reducto porteño que terminó por desaparecer luego de la tragedia de Cromañón.  Aquella vez, teloneros de Flema, los muchachos de Quilmes me deslumbraron con una propuesta muy diferente a la del resto de las bandas del entonces. Hoy me resulta más fácil darme cuenta qué fue lo que me llamó tanto la atención, al punto de convertirme en fanático de la banda. Hoy, después de presenciar el recital que Sin Ley brindó el pasado 3 de noviembre en Groove, recuerdo cada instante de aquel recital en Cemento, y vuelvo a sentenciar: son distintos.
Con la excusa de presentar Delirio Fatal Agitado, su nueva placa, estos sobrevivientes del Punk Argentino, reunieron unas seiscientas cincuenta personas a quienes les regalaron una excelente y artística noche. Digo artística y no me equivoco. Es agradable pagar una entrada para ver un recital, y no encontrarse con una escena que simule un bar. Músicos mostrando que saben tomar alcohol, aunque sus cuerpos y palabras digan lo contrario. Sin Ley se dedica a tocar, a interpretar canciones. Todo un logro.
Delirio Fatal Agitado es un disco donde la banda deja bien claro que le chupa un huevo lo que vayan a decir los fanáticos. Apuesto hasta lo que no tengo, que cualquiera de los músicos de Sin Ley sabe que su público, en la víspera de un nuevo disco, espera esos temas rápidos que invitan al desahogo, al pogo furioso. Pero en este nuevo trabajo, solo Desprecio y Salve, nos dan un poco de esa medicina. Y en Groove, los presentes se desahogaron cantando Mentís desnuda, A 1000 del 3000, Dos en la Galaxia y Si me faltas amor, todos temas con menos revoluciones, pero con ritmos y letras que te hacen escupir toda la peste que uno lleva dentro. No descubro nada si digo que Sin ley mete ritmos cumbianteros cumbia de la buena, aclaremos—. Pero sí vale decir que hoy, esas tímidas intenciones con las que me deslumbraron en el célebre Cemento, las de mezclar punk con otros ritmos, se vuelven realidades sólidas y concretas. Logran un estilo personal, un sonido particular, un tuco único. 

El reparto de figuras es muy discutible. Algunos dirán que la carraspera voz del frontman anti frontman de Dudú, es la que comanda el barco; que en D.F.A se pueden entender las letras con claridad, cosa que antes no siempre pasaba.   Otros bien podrán decir que  la presencia mística de Curly Curley, en sus voces y sus guitarras que parecen salir de un grandes éxitos de Los Lamas, son la marca distintiva de la banda. Lo cierto es  que el resultado de la fusión de esos elementos, sumado al bajo puro huevo de Gomita, las guitarras de un Javier cada día más suelto y encontrando su lugar en el escenario, la bestial batería todo terreno de Mariano, y la percusión distintiva y el aguante vocal de Chapu, terminan plasmando ese Delirio Fatal Agitado que cada espectador bendijo en cada pogo, en cada aplauso. Los años no le pasaron en vano a Sin Ley. Y mérito y prueba de ello es la convocatoria, que sin sello atrás y con escasa publicidad, superó a la de otras bandas representativas del género, que deben unirse para realizar recitales con menor cantidad de público.
Fueron unas dos horas de recital, unas treinta canciones. Buen espectáculo visual, cálido y sobrio. Aceptable sonido que fue de menos a más. Sonó casi todo Delirio Fatal Agitado. Y de regalo para los presentes, arrancó la noche con el flamante video Dos en la galaxia en pantalla gigante. El clip es la muestra fiel de la maduración del grupo. En la misma línea que el video de Mi dulce sol, pero más oscuro que este, y con los integrantes mostrando sus caras. No es un dato menor. Era tiempo de que Sin Ley presente a sus integrantes. Tiempo para que Dudú salga del bunker capuchezco, y muestre el alma que pronuncia semejantes letras.
Sin Ley respeta a su público. Tiene un concepto artístico definido. Me animo a decir que Delirio Fatal Agitado, es la maduración perfecta del genial disco InFeliz. Aún a sabiendas que muchos de los temas “nuevos” datan de hace tiempo. Es un placer encontrarnos con un disco que no busca mover el culito de la pendeja oligarca devenida en “rockera”, ni tampoco hacer un culto estúpido de la cerveza, la vagancia y la autodestrucción. Sin Ley es eso que asomaba ser aquella noche de Cemento. O Tal vez el tiempo se suspendió para mí.

Nota: Julián Mocoroa
Fotos: Sin Ley Web Oficial

sábado, 13 de octubre de 2012

Trece años de Hemorragia Nasal. Un día de gloria.



Trece años de Hemorragia Nasal. Un día de gloria


Me tomé el subte a Constitución, donde me esperaba Martín. Él es uno de esos tantos locos que conoces gracias a Internet, ese mal que un poco nos sirve. Vive en Tierra del Fuego, y coincidiendo por estas tierras aquel fin de semana, se sumó a la jornada que arrancaría con asadito en Villa Elisa, y concluiría con recital en La Plata. ¿Motivo?, cumpleaños número trece de Hemorragia Nasal, banda nacida en Villa Elisa, tierra de héroes y locos.
Ni bien encontré a Martín en constitución, me llamó la atención la mirada que traía. Ganas, felicidad. Esa mirada que acá en la capital cuesta tanto ver. La comodidad y la facilidad de acceso a las cosas, nos ha convertido en pequeños burgueses conformistas. Pero Martín estaba cebadísimo, y así nos subimos al tren rumbo a la tierra prometida. Meta intercambio de historias, vivencias, y alguna piratería. Este pibe es el Jack Sparrows del Sur.
El mundo es un pañuelo. Yo vestía remera de Sin Ley bastante baqueteada, sin mangas. Eso bastó para que un flaco sentado a mi lado en el vagón me saque charla de la nada, y me contará que era vecino del gran Curly Curley. El tipo se despidió y descendió en estación Hudson, estación en la cual yo debía avisar mensaje de texto a nuestros anfitriones para que nos rescaten al bajar del tren.
Llegamos y bajamos de la formación. En la estación nos recibieron dos tachos de basura con la publicidad de la fecha pegada. Recientemente pegadas, diría yo. Hemorragia Nasal, Pelo Punk y Explenden, en vivo en El pasillo de las artes, La Plata, sábado 6 de octubre. ¡Qué detalle!, apuesto que serían los únicos dos afiches en toda la zona. Estos locos se matan por hacernos sentir gente importante.
El tren arranca, desaparece, y nos gritan del otro lado del andén. Ahí estaba la comitiva. Nos llevan en auto hasta el asado. No conozco de autos, pero este era una máquina infernal salida de una novela de Stephen King. El piloto amenazaba en cada esquina envalentonado con su palanca de cambios con bocha blanca en el extremo. ¡Llegamos vivos, no es poca cosa!
El banquete tenía cede en la casa de uno de los responsables máximos del intercambio cultural: Barny. Para los vecinos y amigos de este tipazo no será novedad lo que estén leyendo aquí, pero para los que no lo conocen, describo un poquito. Jogging destroy, remera de Flema que usó algún soldado acribillado en alguna guerra, sombrero de Boca Juniors, sonrisa gigante, y un corazón tan gigante que no entra en esa panza testigo de litros y litros de birra. A su lado, una legión de adictos al punk rock que tienen la suerte de vivir tan cerca de este troesma: los músicos de Hemorragia Nasal, No Tira Nada, y otros que más importantes aún, agitan en todo recital donde su cuerpo emborrachado diga presente. Caso Alayes, otro tipazo que cada vez que lo despido, provoca que lo extrañe a las dos cuadras.
La parrilla humeaba a chinchulines, chorizos, tapa de asado, y algunas que otras gentilezas brindadas por esos animalitos llamados vacas.
Las birras bailaban al compás de la reunión, y prontamente nos sentamos a comer. Asado, pancito y ensalada. Birra, chiste y sonrisa. Abrazos, fotos y recuerdos.
La sobremesa se dió entre algunos que seguían vaciando botellas, otros que se iban a dar unas vueltas  y volvían con aparente conjuntivitis, y la música que sonaba de fondo. Delirio fatal agitado para todos, y para algún otro que tenía el corazón galopando a full. Nos despedimos por un rato. Nos fuimos con Pako y los Hemorragia para armar el recital, cargar equipos y demases. Nos saludamos como si nos iríamos a separar por años.
Un rally por Villa Elisa y La Plata nos proveyó de equipos, instrumentos y todo lo necesario para montar la fecha.
El pasillo de las artes abría sus puertas entre mugre y baños colapsados al final de un largo pasillo que atraviesa un comité de la Cámpora, una puerta que no sé a dónde conduce, y otra más de la cual emanaba furiosa cumbia. ¿Un hogar quizás?
El lugar se puso lindo, se hizo la luz, y algún piadoso desagotó los inodoros que se preparaban para otra ardua jornada laboral.
Pelo Punk se preparaba para abrir la fecha, mientras las apuestas por si Barny lograría llegar sano y salvo, corrían por todos lados. Pero llegó. El hijo de puta es inmune a todo. Todavía se corren versiones sobre qué pasó con el sobrante de comida y etil. Aunque yo creo que todo eso murió en esa panza incontrolable.
Pelo Punk me sorprendió. No soy de tirar flores al pedo, si tengo que destruir lo hago. Pero me vi casi todo el recital de esta banda paradito a pocos metros. Paso la receta: un toque de Mal Momento, una pizquita de Social Distorsión, un poco de El Mató a un policía motorizado, y algo más. Sal a gusto. El bajista toda la estampa de quien sabe pararse en un escenario. La voz original para el rubro. Melodías pegadizas. Sin investigar la banda, arriesgo que tocan hace poco. Sin ser vidente les presagio mucho futuro. No sé los nombres de los temas, pero los escucho ahora, escribiendo estas palabras.
Después de ellos tocamos nosotros, y si bien esto es un fanzine y no tiene reglas, no voy a hablar de mí mismo. Diré tan solo que para la gente que bailó y cantó cada tema, no hay palabras que puedan describirlos. Pako subiendo a cantar con nosotros. Poli agitando abajo, Alayes con los brazos extendidos estilo Brown gritando gol en el mundial ´86, Barny cuidando cada detalle y seguridad del escenario, todos los pibes de La Plata y Villa Elisa haciéndonos vivir el mejor recital de nuestros once años.
Terminamos dejando el espacio libre para el banquete principal. En este tipo de recitales no se puede caer sobre la música únicamente, hay que tener la grandeza de poder describir una verdadera fiesta. Espero estar a la altura.
Desfilaron temas propios y ajenos. Pako cediendo el micrófono a todo aquel que se animara a cantar. Pogo en todos los temas. Baterista afiladísimo con el metrónomo. Una mezcla de la pulga Messi con Johnny Ramone en la guitarra, rápido y furioso. Otro tipazo tocando el bajo, Diego, si mi memoria no falla. No solo toca bien, sino que tiene una mirada crítica de la escena. Es un gran mérito saber dónde está uno parado. Covers de Flema para que todos bailemos y gritemos. Yo no conocía mucho de esta banda hasta aquel día, pero me mezclé en la sensación general: que no termine más. Parecíamos egresados volviendo de Bariloche: queríamos prolongar el viaje. Entonces subíamos al escenario, bajábamos, gritábamos, bailábamos. Y así Hemorragia festejaba sus trece años. Un tema atrás de otro. Una letra barrial atrás de otra. Una historia digna de ser escuchada en cada acorde desesperado por mostrar otra faceta del barrio, nada de cumbia.
¿Y Martín?
Martín pirateando todo. Filmó, fotografió y huyó. A estas alturas descansa en Tierra Del Fuego, desparramando por allá esa locura que vivimos cada vez que nos encontramos con la gente de Villa Elisa y La Plata. Esos Héroes y Locos que siento conocerlos de toda la vida. Punk Rock, simplemente eso.
Nos subimos al auto del Chung, amigazo y bajista de Explenden. Nos perdimos un par de veces, La Plata no perdona, y volvimos a nuestro barrio. Sabiendo que las miradas de todos esos locos nos querían decir que va a haber más.   

                                                                                  Por Julián Mocoroa
  
          Fotos: Fotolog Hemorragia Nasal, Pelo Punk y Diego Campos

jueves, 27 de septiembre de 2012

Editorial



¡Hola!

Recuerdo muy bien el primer fanzine que tuve entre mis manos. Traía un reportaje a Mal Momento, y tres letras de la banda: quedé fascinado. Era mi grupo preferido, del cual se me hacía imposible conseguir material. Aquella nota la corté y la pegué en mi carpeta de la escuela, y se la mostré a todo el que tuve oportunidad. Supongo que  fue entonces cuando, inconscientemente, comencé a idear esto, mi propio fanzine.
Aún en tiempos donde los medios de comunicación son tantos, y tan masivos, sigue faltando un espacio para aquellos que se niegan a tranzar con el negocio, o para aquellos que no tienen intención de medir sus palabras para caer mejor y así ganarse un lugar. Considero de imperiosa necesidad que existan mil Sennins, mil medios donde la gente se exprese en real libertad. Y aquí, estimado lector, podrán leer mi humilde visión de las cosas: la opinión de este Gonzuké que transita desde hace algunos largos años el under punk porteño. No esperen verdades absolutas, está claro que no existen. Acá mi opinión sobre algo que me apasiona, el Punk Rock. Espero éste sea motor de mil fanzines más, o generador de nuevos espacios. Y para los que ya venimos desde hace un tiempo, que les traiga los recuerdos de aquel pasado, donde siendo todo más difícil, se generó un movimiento más inquieto y combativo que este de hoy que tan bien luce en las vidrieras del enemigo.



Julián Mocoroa