lunes, 21 de octubre de 2013

Lo que pintaba para catástrofe terminó en una fiesta registrada. - Sin Ley en el teatro de Flores - 13-10-2013



Por Julián Mocoroa
Foto y Video: Ro Brunaga

Un teatro de Flores casi desierto a la hora señalada: las 19 hs, como anunciaban los afiches que toda la semana previa empapelaron muchas de las avenidas porteñas. No superaban las cuarenta personas, esos que se arrimaron con los primeros acordes de Remember, banda oriunda de San Justo que se encargó de telonear en primer orden a Sin Ley. El cuarteto supo amenizar la espera interpretando covers de bandas de diversos estilos, todos tocados con una impronta punk californiana, al mejor estilo Nofx. Se fueron del escenario sin tocar ni un solo tema propio, desaparecieron ante la misma cantidad de gente había al momento de arrancar.
Torch pisó el escenario con no más de setenta personas desparramadas por todo el local de Flores, la mayoría sentada, la totalidad, cuando la tortura llegó a su fin. La estética del cantante, la postura de su bajista, o los covers recontra quemados que intentaron hacer sonar, indicarían que la intención de la banda es tocar punk rock. Lo cierto es que Torch lejos está de ser punk, lejos está de ser música. El trío liderado por su cantante, quien no se cansa de sacar a pasear instrumentos, hizo un show interminable. Trompeta, violín, piano, cuatro, teclados, acordeón, bajo, armónica, fueron parte de los instrumentos que el cantante aporreó en el escenario. Un señor mayor se los iba alcanzando al tiempo que con gestos –desmesurados como los de un tipo que no tolera que su hijito pierda al fútbol en una placita- incentivaba al papelón a ese tipo que por momentos no se sabía si cantaba en un español mezcla chillón y gangoso, o vaya a saberse en qué idioma. Fue lo más parecido a entrar gritando por el medio de una iglesia en un casamiento “la novia es una cornuda”: finalizado su repertorio la sensación general era que nada sería capaz de levantar semejante papelón. Mientras los Torch seguían cargando el flete con la docena de instrumentos, el Teatro de Flores era un sepulcro. Hasta el sonidista no se animaba a poner música, todo fue silencio hasta que un enojado del público despertó: ¡Ponete un tema la puta que te parió! Se fueron prendiendo algunos más, el sonidista tímidamente cumplió y lentamente fue resucitando el muerto.
Para las nueve de la noche unas cuatrocientas personas esperaban la salida del conjunto quilmeño, pero lejos estaba de completarse la totalidad del recinto. De a uno, y envueltos en una tenue luz, los músicos de Sin Ley fueron ubicándose en el escenario. Lentamente, como dándole tiempo a esos otros doscientos tipos que entraron cuando los primeros acordes de A Malvinas encendieron las luces de un escenario que comenzaba a ser respetado.
Al tiempo que el primer pogo de la noche se desataba, por la pantalla de atrás del escenario la imagen un tren comenzaba a avanzar. Todo el recital iba a estar acompañado de proyecciones que al igual que la lista de temas, recorrieron en orden toda la trayectoria de la banda, desde aquellos inicios por fines de los años ochenta, hasta la actualidad. El tren de la pantalla se detenía cada tanto en una estación que marcaba el año de cada disco de la banda, comenzando en ese momento a sonar los temas del mismo. La noche tenía el condimento especial de que se sabía estaba siendo registrada en imágenes y audio que formaran parte del primer DVD del grupo. La banda arrancó con temas de sus primeros demos, algunos como Solos y Aburridos, Papa o Nos Mintieron, que rara vez el conjunto repasa en vivo.  
A medida que las proyecciones y los temas avanzaban, la nostalgia crecía en misma intensidad que el pogo, y el tren seguía rumbo. Los fanáticos allí presentes no dejaron en ningún momento de corear todas las canciones y de sudar hasta la última gota en cada pogo. Ya no quedaban vestigios de la amargura telonera. En igual orden que la aparición de sus discos las canciones iban sonando, enganchadas sin dar respiro a nadie. Los clásicos de Un Kilme resucitado fueron las primeras grandes fiestas de la noche, resaltando entre ellos Raros deslumbrados y Sin saber de vos. El sonido fue perfecto, acompañó de manera prolija toda la presentación, permitiendo escuchar con claridad los arreglos de guitarra, muy bien divididos entre sendos guitarristas: Curly Curley con solos y detalles más melodiosos o tropicales, y los de Javier, rockeros que marcan bien la esencia punk de la banda. Ya a nadie sorprende como Sin Ley mezcla a la perfección el punk rock directo y sencillo con otras melodías más cumbieras logrando que su público las festeje y baile a todas por igual. Notorio para esta clase de shows fue la puesta de luces, sin grandes despliegues pero claramente pensado, cosa que jamás ocurre para con las bandas punks nacionales. El concierto fue atravesando diferentes climas, siendo lo más emotivo de la noche el reconocimiento del público cuando la pantalla proyectó la fotografía de Santiago Rossi, ex guitarrista de la banda fallecido años atrás. Sin Ley le brindó un claro homenaje con el tema Compañero, para luego dejar lugar a la ovación y recuerdo de la gente: “ole, ole, ole, ole, Santy, Santy”.
Con los temas de su anteúltimo disco Mafisima, la banda interpretó las dos canciones que tiene video clip tocando encima de los mismos. Fue durante Mi dulce Sol y Infractora, el segundo un video donde Dudu se muestra trabajando en algo a lo que se dedica más allá de la música, la jardinería. Ya iban algo más de treinta canciones y la voz de Dudu seguía batallando como a lo largo de los veinticinco años de la banda, aunque a diferencia de aquellos primeros años donde todo era menos profesional, en el Teatro de Flores, el cantante de Sin Ley se comió el escenario y demostró que sin dudas comanda al grupo con mucha solvencia.
Luego del repaso de todos los discos llegó el momento de hacer sonar Delirio Fatal Agitado, su último trabajo. El público aceptó cada canción como si ya fuesen viejas conocidas, las cantó y pogueó al igual que todas las anteriores. En este último trabajo es donde Sin Ley muestra más esa variedad de ritmos. Muy acoplados el bajo y la percusión en los temas que faltos de guitarras furiosas experimentan en ritmos difíciles para un público no tan permisivo a la hora de innovar, caso como Se me olvidó. Sin dudas Mentís desnuda fue uno de los más coreados de D.F.A., junto con Tu desprecio. Aunque el pogo más grande para esta parte de la lista fue con Salve, canción que arranca con una suave balada raspada en la voz de Dudu. El cierre de la noche fue con un viejo clásico: A los chicos de mi barrio, el himno de Sin Ley. Después de más de cuarenta canciones en dos horas de recital, el público tenía fuerzas para un último tema. Los músicos saludaron, se fueron del escenario, pasaron muchos minutos y la gente siguió cantando: “vamo´, vamo’, vamo’ los Sin Ley´, vamo…”.

martes, 23 de abril de 2013

jueves, 7 de marzo de 2013

Quién les habla...



 QUIÉN LES HABLA...





De niño me interesaba sólo en el morfi: de grande quería ser kiosquero. No paraba de inventar historias terribles para mis juguetes, entre los que se destacaban los muñecos de He-Man, indios y vikingos. Increíblemente fui un pendejo que no rompía las bolas, a las diez en punto de la noche, me quedaba dormido donde quiera que esté. De eso dan fe mis viejos, tíos, vecinos y amigos. Mi gran dificultad, creo que todavía la llevo conmigo, fue la vestimenta. En esta hermosa foto donde parezco "Juli, el carnicero de mi vida", denota claramente lo que digo. Pareciera que mi hermano se ríe del grasa que tiene al lado, y mi hermana llora porque mis viejos adoptaron al hijo de Gene Simomns. Todavía soy un pendejo que no se fija en las apariencias. Cabezón, y demasiado soñador para este mundo. Un dato de color: me volví anarquista, y sin saberlo, con tan sólo cinco años.

lunes, 26 de noviembre de 2012

¡SALVE, SIN LEY!




¡SALVE, SIN LEY!



La primera vez que vi a Sin Ley en vivo fue a principios de los noventas, en Cemento, mítico reducto porteño que terminó por desaparecer luego de la tragedia de Cromañón.  Aquella vez, teloneros de Flema, los muchachos de Quilmes me deslumbraron con una propuesta muy diferente a la del resto de las bandas del entonces. Hoy me resulta más fácil darme cuenta qué fue lo que me llamó tanto la atención, al punto de convertirme en fanático de la banda. Hoy, después de presenciar el recital que Sin Ley brindó el pasado 3 de noviembre en Groove, recuerdo cada instante de aquel recital en Cemento, y vuelvo a sentenciar: son distintos.
Con la excusa de presentar Delirio Fatal Agitado, su nueva placa, estos sobrevivientes del Punk Argentino, reunieron unas seiscientas cincuenta personas a quienes les regalaron una excelente y artística noche. Digo artística y no me equivoco. Es agradable pagar una entrada para ver un recital, y no encontrarse con una escena que simule un bar. Músicos mostrando que saben tomar alcohol, aunque sus cuerpos y palabras digan lo contrario. Sin Ley se dedica a tocar, a interpretar canciones. Todo un logro.
Delirio Fatal Agitado es un disco donde la banda deja bien claro que le chupa un huevo lo que vayan a decir los fanáticos. Apuesto hasta lo que no tengo, que cualquiera de los músicos de Sin Ley sabe que su público, en la víspera de un nuevo disco, espera esos temas rápidos que invitan al desahogo, al pogo furioso. Pero en este nuevo trabajo, solo Desprecio y Salve, nos dan un poco de esa medicina. Y en Groove, los presentes se desahogaron cantando Mentís desnuda, A 1000 del 3000, Dos en la Galaxia y Si me faltas amor, todos temas con menos revoluciones, pero con ritmos y letras que te hacen escupir toda la peste que uno lleva dentro. No descubro nada si digo que Sin ley mete ritmos cumbianteros cumbia de la buena, aclaremos—. Pero sí vale decir que hoy, esas tímidas intenciones con las que me deslumbraron en el célebre Cemento, las de mezclar punk con otros ritmos, se vuelven realidades sólidas y concretas. Logran un estilo personal, un sonido particular, un tuco único. 

El reparto de figuras es muy discutible. Algunos dirán que la carraspera voz del frontman anti frontman de Dudú, es la que comanda el barco; que en D.F.A se pueden entender las letras con claridad, cosa que antes no siempre pasaba.   Otros bien podrán decir que  la presencia mística de Curly Curley, en sus voces y sus guitarras que parecen salir de un grandes éxitos de Los Lamas, son la marca distintiva de la banda. Lo cierto es  que el resultado de la fusión de esos elementos, sumado al bajo puro huevo de Gomita, las guitarras de un Javier cada día más suelto y encontrando su lugar en el escenario, la bestial batería todo terreno de Mariano, y la percusión distintiva y el aguante vocal de Chapu, terminan plasmando ese Delirio Fatal Agitado que cada espectador bendijo en cada pogo, en cada aplauso. Los años no le pasaron en vano a Sin Ley. Y mérito y prueba de ello es la convocatoria, que sin sello atrás y con escasa publicidad, superó a la de otras bandas representativas del género, que deben unirse para realizar recitales con menor cantidad de público.
Fueron unas dos horas de recital, unas treinta canciones. Buen espectáculo visual, cálido y sobrio. Aceptable sonido que fue de menos a más. Sonó casi todo Delirio Fatal Agitado. Y de regalo para los presentes, arrancó la noche con el flamante video Dos en la galaxia en pantalla gigante. El clip es la muestra fiel de la maduración del grupo. En la misma línea que el video de Mi dulce sol, pero más oscuro que este, y con los integrantes mostrando sus caras. No es un dato menor. Era tiempo de que Sin Ley presente a sus integrantes. Tiempo para que Dudú salga del bunker capuchezco, y muestre el alma que pronuncia semejantes letras.
Sin Ley respeta a su público. Tiene un concepto artístico definido. Me animo a decir que Delirio Fatal Agitado, es la maduración perfecta del genial disco InFeliz. Aún a sabiendas que muchos de los temas “nuevos” datan de hace tiempo. Es un placer encontrarnos con un disco que no busca mover el culito de la pendeja oligarca devenida en “rockera”, ni tampoco hacer un culto estúpido de la cerveza, la vagancia y la autodestrucción. Sin Ley es eso que asomaba ser aquella noche de Cemento. O Tal vez el tiempo se suspendió para mí.

Nota: Julián Mocoroa
Fotos: Sin Ley Web Oficial

sábado, 13 de octubre de 2012

Trece años de Hemorragia Nasal. Un día de gloria.



Trece años de Hemorragia Nasal. Un día de gloria


Me tomé el subte a Constitución, donde me esperaba Martín. Él es uno de esos tantos locos que conoces gracias a Internet, ese mal que un poco nos sirve. Vive en Tierra del Fuego, y coincidiendo por estas tierras aquel fin de semana, se sumó a la jornada que arrancaría con asadito en Villa Elisa, y concluiría con recital en La Plata. ¿Motivo?, cumpleaños número trece de Hemorragia Nasal, banda nacida en Villa Elisa, tierra de héroes y locos.
Ni bien encontré a Martín en constitución, me llamó la atención la mirada que traía. Ganas, felicidad. Esa mirada que acá en la capital cuesta tanto ver. La comodidad y la facilidad de acceso a las cosas, nos ha convertido en pequeños burgueses conformistas. Pero Martín estaba cebadísimo, y así nos subimos al tren rumbo a la tierra prometida. Meta intercambio de historias, vivencias, y alguna piratería. Este pibe es el Jack Sparrows del Sur.
El mundo es un pañuelo. Yo vestía remera de Sin Ley bastante baqueteada, sin mangas. Eso bastó para que un flaco sentado a mi lado en el vagón me saque charla de la nada, y me contará que era vecino del gran Curly Curley. El tipo se despidió y descendió en estación Hudson, estación en la cual yo debía avisar mensaje de texto a nuestros anfitriones para que nos rescaten al bajar del tren.
Llegamos y bajamos de la formación. En la estación nos recibieron dos tachos de basura con la publicidad de la fecha pegada. Recientemente pegadas, diría yo. Hemorragia Nasal, Pelo Punk y Explenden, en vivo en El pasillo de las artes, La Plata, sábado 6 de octubre. ¡Qué detalle!, apuesto que serían los únicos dos afiches en toda la zona. Estos locos se matan por hacernos sentir gente importante.
El tren arranca, desaparece, y nos gritan del otro lado del andén. Ahí estaba la comitiva. Nos llevan en auto hasta el asado. No conozco de autos, pero este era una máquina infernal salida de una novela de Stephen King. El piloto amenazaba en cada esquina envalentonado con su palanca de cambios con bocha blanca en el extremo. ¡Llegamos vivos, no es poca cosa!
El banquete tenía cede en la casa de uno de los responsables máximos del intercambio cultural: Barny. Para los vecinos y amigos de este tipazo no será novedad lo que estén leyendo aquí, pero para los que no lo conocen, describo un poquito. Jogging destroy, remera de Flema que usó algún soldado acribillado en alguna guerra, sombrero de Boca Juniors, sonrisa gigante, y un corazón tan gigante que no entra en esa panza testigo de litros y litros de birra. A su lado, una legión de adictos al punk rock que tienen la suerte de vivir tan cerca de este troesma: los músicos de Hemorragia Nasal, No Tira Nada, y otros que más importantes aún, agitan en todo recital donde su cuerpo emborrachado diga presente. Caso Alayes, otro tipazo que cada vez que lo despido, provoca que lo extrañe a las dos cuadras.
La parrilla humeaba a chinchulines, chorizos, tapa de asado, y algunas que otras gentilezas brindadas por esos animalitos llamados vacas.
Las birras bailaban al compás de la reunión, y prontamente nos sentamos a comer. Asado, pancito y ensalada. Birra, chiste y sonrisa. Abrazos, fotos y recuerdos.
La sobremesa se dió entre algunos que seguían vaciando botellas, otros que se iban a dar unas vueltas  y volvían con aparente conjuntivitis, y la música que sonaba de fondo. Delirio fatal agitado para todos, y para algún otro que tenía el corazón galopando a full. Nos despedimos por un rato. Nos fuimos con Pako y los Hemorragia para armar el recital, cargar equipos y demases. Nos saludamos como si nos iríamos a separar por años.
Un rally por Villa Elisa y La Plata nos proveyó de equipos, instrumentos y todo lo necesario para montar la fecha.
El pasillo de las artes abría sus puertas entre mugre y baños colapsados al final de un largo pasillo que atraviesa un comité de la Cámpora, una puerta que no sé a dónde conduce, y otra más de la cual emanaba furiosa cumbia. ¿Un hogar quizás?
El lugar se puso lindo, se hizo la luz, y algún piadoso desagotó los inodoros que se preparaban para otra ardua jornada laboral.
Pelo Punk se preparaba para abrir la fecha, mientras las apuestas por si Barny lograría llegar sano y salvo, corrían por todos lados. Pero llegó. El hijo de puta es inmune a todo. Todavía se corren versiones sobre qué pasó con el sobrante de comida y etil. Aunque yo creo que todo eso murió en esa panza incontrolable.
Pelo Punk me sorprendió. No soy de tirar flores al pedo, si tengo que destruir lo hago. Pero me vi casi todo el recital de esta banda paradito a pocos metros. Paso la receta: un toque de Mal Momento, una pizquita de Social Distorsión, un poco de El Mató a un policía motorizado, y algo más. Sal a gusto. El bajista toda la estampa de quien sabe pararse en un escenario. La voz original para el rubro. Melodías pegadizas. Sin investigar la banda, arriesgo que tocan hace poco. Sin ser vidente les presagio mucho futuro. No sé los nombres de los temas, pero los escucho ahora, escribiendo estas palabras.
Después de ellos tocamos nosotros, y si bien esto es un fanzine y no tiene reglas, no voy a hablar de mí mismo. Diré tan solo que para la gente que bailó y cantó cada tema, no hay palabras que puedan describirlos. Pako subiendo a cantar con nosotros. Poli agitando abajo, Alayes con los brazos extendidos estilo Brown gritando gol en el mundial ´86, Barny cuidando cada detalle y seguridad del escenario, todos los pibes de La Plata y Villa Elisa haciéndonos vivir el mejor recital de nuestros once años.
Terminamos dejando el espacio libre para el banquete principal. En este tipo de recitales no se puede caer sobre la música únicamente, hay que tener la grandeza de poder describir una verdadera fiesta. Espero estar a la altura.
Desfilaron temas propios y ajenos. Pako cediendo el micrófono a todo aquel que se animara a cantar. Pogo en todos los temas. Baterista afiladísimo con el metrónomo. Una mezcla de la pulga Messi con Johnny Ramone en la guitarra, rápido y furioso. Otro tipazo tocando el bajo, Diego, si mi memoria no falla. No solo toca bien, sino que tiene una mirada crítica de la escena. Es un gran mérito saber dónde está uno parado. Covers de Flema para que todos bailemos y gritemos. Yo no conocía mucho de esta banda hasta aquel día, pero me mezclé en la sensación general: que no termine más. Parecíamos egresados volviendo de Bariloche: queríamos prolongar el viaje. Entonces subíamos al escenario, bajábamos, gritábamos, bailábamos. Y así Hemorragia festejaba sus trece años. Un tema atrás de otro. Una letra barrial atrás de otra. Una historia digna de ser escuchada en cada acorde desesperado por mostrar otra faceta del barrio, nada de cumbia.
¿Y Martín?
Martín pirateando todo. Filmó, fotografió y huyó. A estas alturas descansa en Tierra Del Fuego, desparramando por allá esa locura que vivimos cada vez que nos encontramos con la gente de Villa Elisa y La Plata. Esos Héroes y Locos que siento conocerlos de toda la vida. Punk Rock, simplemente eso.
Nos subimos al auto del Chung, amigazo y bajista de Explenden. Nos perdimos un par de veces, La Plata no perdona, y volvimos a nuestro barrio. Sabiendo que las miradas de todos esos locos nos querían decir que va a haber más.   

                                                                                  Por Julián Mocoroa
  
          Fotos: Fotolog Hemorragia Nasal, Pelo Punk y Diego Campos